Aunque todos empezamos a morir cuando nacemos, yo lo supe cuando me detectaron el cáncer de pecho. Y solo el que lo pasa sabe lo que se siente cuando tienes alojado un tumor. Por eso, quiero agradecer a Amancio Ortega sus donaciones. Las donaciones de arte son frecuentes; las dedicadas a educación, extendidas, pero las dedicadas simplemente a curar parece que no tiene buena prensa.

María José Larriu Chueca

Madrid

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