La expansión del brote de coronavirus en España, y especialmente en algunas comunidades como la de Madrid, ha conllevado a la saturación en los hospitales ante la falta de material sanitario como los respiradores, dispositivos esenciales para pacientes graves.

En este sentido, el Ministerio de Sanidad ha destacado que ya ha adquirido más de 700 respiradores, además de mascarillas y otro material necesario, para hacer frente a esta enfermedad.

Un respirador artificial o ventilador es una máquina que respira por el paciente o que le ayuda en este proceso en caso de padecer una insuficiencia respiratoria por motivos como una neumonía. Los dispositivos utilizados actualmente emplean una turbina como generadora regular de aire.

Estas máquinas introducen aire a los pulmones y lo extraen para facilitar la respiración en una persona que no puede hacerlo por si misma. A la hora de aplicar la ventilación artificial en un paciente se puede hacer de varias maneras, pero por lo general se introduce un tubo de plástico por la nariz o la boca hasta la tráquea. Este tubo irá conectado al respirador (computadora) que deberá ser controlado por el personal sanitario.

En el caso de que el paciente necesitase el respirador artificial por un periodo de tiempo elevado, se inserta el tubo directamente en la tráquea (una incisión en el cuello) mediante la técnica denominada como traqueotomía. Por otra parte, en función de las necesidades de la persona, el ventilador artificial suministra oxígeno puro o una combinación de oxígeno y aire.

En el caso de pacientes más estables dentro de la propia gravedad, puede que no necesiten ser intubados y tengan que utilizar mascarillas de ventilación artificial no invasivas.

Esta técnica se denomina «presión de aire positiva» y consiste en colocar la mascarilla al paciente sobre la nariz, o sobre la nariz y boca, ajustarla y suministrar una combinación de oxígeno y aire a presión, pero sin necesidad de intubar la tráquea.

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