Un joven fuma un cigarrillo electrónico en una calle de Barcelona. En vídeo, Sanidad lanza una campaña contra las nuevas formas de fumar. Gianluca Battista | atlas

El Ministerio de Sanidad ha puesto en la diana a los nuevos dispositivos para consumir nicotina —vapeadores, cigarrillos electrónicos, pipas de gua…— ante los «alarmantes» datos de consumo entre la población joven. Si en 2016 uno de cada cinco estudiantes de 14 a 18 años admitía haberlos utilizado, el año pasado este porcentaje se disparó hasta prácticamente la mitad, según datos de la Encuesta Estudes adelantados este miércoles.

Este gran incremento va acompañado de una baja percepción de los peligros. Solo un 34% de los encuestados piensa que vapear puede ocasionar «bastantes problemas» para la salud, porcentaje que contrasta con el 92% que piensa lo mismo del tabaco y el 90% del alcohol.

“Sea un vapeador o un cigarrillo; crean adicción y tienen efectos nocivos para la salud”, resumió la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar social, María Luisa Carcedo, en una posición que es compartida por los expertos consultados.

«La comunidad científica está muy preocupada por los datos que van aflorando sobre estos dispositivos», afirma Joan Ramon Villalbí, presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), que esta semana celebra su congreso anual en Oviedo. «Es cierto que hay alguna discrepancia sobre su uso en casos muy concretos al dejar de fumar. Pero es evidente que con la magnitud de estas cifras de consumo, estamos ante un grave fenómeno que abre una vía a la adicción a la nicotina», añade Villalbí.

Bajo el lema: “Que no te engañen: el tabaco ata y te mata”, el ministerio enfatiza el peligro que suponen las adicciones y cómo estos dispositivos pueden ser una puerta de entrada al consumo de otros estupefacientes. El 98% de los estudiantes que fuman cigarrillos electrónicos han consumido algún tipo de sustancia psicoactiva como el alcohol o el tabaco y el 66% alguna droga ilegal. Este porcentaje desciende a 77% y 23% respectivamente en jóvenes que no los utilizan.

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