Veinticuatro horas después de que Israel endureciera las medidas para intentar controlar la expansión del coronavirus, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) siguió el mismo camino tras detectar varios casos sospechosos en un hotel de Beit Jala, al norte de Belén. Pese a no haber un solo caso confirmado, el Ministerio de Salud palestino decretó el «estado de emergencia» en Belén y Jericó, ciudad palestina situada en plena frontera con Jordania, decidió suspender todas las reservas de hotel de extranjeros e impuso el cierre «de todos los centros educativos, iglesias y mezquitas durante 14 días». Esta medida incluye a la Basílica de la Natividad, el lugar en el que, según la tradición cristiana, nació Jesús.

Al otro lado del muro de separación, las autoridades israelíes dieron nuevos pasos de prevención como la suspensión de todos los ejercicios militares con ejércitos extranjeros y pusieron en cuarentena a 600 soldados. Ya son más de 60.000 las personas en régimen de cuarentena de dos semanas en Israel, un país donde hasta el momento se han confirmado 15 casos positivos de coronavirus, ocho de ellas lo contrajeron en un viaje a Italia. También se anunció que se retrasa el maratón de Jerusalén, previsto para el día 20, y el ministro de Seguridad Pública, Gilan Erdan, adelantó que están considerando la posibilidad de suspender el rezo del viernes en la Explanada de las Mezquitas.

El virus no entiende de mapas, fronteras, muros, religiones o problemas políticos y la amenaza de que se extienda ha obligado a colaborar a los ministerios de Salud israelí y palestino, sobre todo tras conocer que varios turistas griegos que visitaron Tierra Santa a mediados de febrero han dado positivo a regreso a Atenas.

Estos nuevos pasos se suman a los que se aprobaron este martes, como la imposición de cuarentena obligatoria a todas las personas que lleguen al país procedentes de España, Alemania, Austria, Suiza y Francia,

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