La crisis del coronavirus es sanitaria, pero también psicológica. Millones de personas han visto cómo de repente cambiaba su vida y sus planes a corto y medio plazo se transformaban en un confinamento ‘sine die’. «En esta situación, los desafíos son enormes. Nos encontramos con gente hipocondriaca, personas que se van a deprimir, otras que están conviviendo las 24 horas del día con su familia y otras que están solas», explica el psicólogo Javier Urra (Estella, 1957).

-¿Con qué actitud se debe afrontar esta cuarentena?

-En esta crisis vamos a ver a la gente más generosa y a la más egoísta. Lo primero es entender que podemos ayudar, y no sólo a los demás, sino a nosotros mismos. Después, es bueno pensar que se pueden hacer cosas que previenen la enfermedad, como lavarse las manos o quedarse en casa. Eso da una sensación positiva, de que puedo actuar. Y finalmente, debemos aprovechar el tiempo para incentivar el altruismo y pensar qué puedo hacer para mejorar a educación de mis hijos, qué comportamiento tener para no poner en riesgo a los abuelos, cómo flexibilizar nuestra mirada al trabajo…

-Disponer de tanto tiempo para estar en casa es una bendición para muchas personas, pero una maldición para otras.

-Tenemos que pensar en ‘antes de’ y ‘después de’. Antes de todo esto, seguro que decíamos: ‘Si tuviera tiempo, ordenaría la habitación, me leería dos novelas, vería esa serie que no pude ver cuando se estrenó’. Pues ésta es la ocasión. Y luego, anticípese al futuro y pregúntese: ‘Cuando todo esto acabe, ¿habré aprendido algo? ¿Será todo igual? ¿Cómo me las arreglaré para salir de la dura situación económica que vendrá?’. Empezar a pensar en lo que quiero hacer también ayuda. El problema es que no sabemos la gravedad y la duración de todo. Respecto al día a día, dése espacios de encuentro para estar con su familia,

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