La era digital trajo consigo una necesidad de aplausos fáciles y aluvión de ‘likes’ que engordan nuestra autoestima; sin embargo, la ‘performance’ en la que se han convertido ciertos comportamientos en las redes sociales han dado paso a unas cuantas bofetadas de realidad para los considerados ‘dioses’ de Internet. Los ‘youtubers’ están estresados, exhaustos y con cuadros de ansiedad. Sufren ‘burnout’, como lo denominan en el mundo anglosajón; o, como es más común en España, están ‘quemados’. Los efectos secundarios de un estrellato preso de algoritmos implacables y audiencias infieles y variables han provocado el hartazgo de muchos de estos influencers que deciden darse un tiempo con la plataforma y con su público.

El caso de Rubén Doblas Gundersen (1990), alías El Rubius -uno de los youtubers más seguidos del planeta con 30 millones de suscriptores (las poblaciones de Portugal, Bélgica y Suecia juntas)- es el más reciente, aunque no el único en decir «¡basta, no puedo más!».

Su repercusión es tal que ha llevado a la revista Time a incluirle en su lista de líderes de la próxima generación (Next Generation Leaders).

Demonios en la cabeza

Dicen los expertos que lo que le ocurrió a este malagueño de madre noruega es normal y sucede en profesiones que se ven muy expuestas a la presión del público. Se hizo millonario sin salir de su habitación. Famoso gracias a Internet por subir vídeos comentando videojuegos y con una legión de fans millennial similar a la de los Backstreet Boys en los 90.

«Cada vez siento más y más presión y me pongo más nervioso y me cuesta más respirar, me dan bajones y en algunos directos he tenido que acabar super pronto porque sentía que me desmayaba por los nervios de intentar ser la mejor versión de mí. Estoy luchando con estos demonios que tengo en mi cabeza»,

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