Dentro de los cuidados paliativos, aquellos que ayudan a los pacientes con graves enfermedades a prevenir o tratar los síntomas de la enfermedad o el tratamiento, se encuentra la sedación paliativa, que consiste en paliar el sufrimiento evitable de un paciente que tiene síntomas refractarios, los que no se pueden anular con el tratamiento habitual.

Por tanto, el objetivo de la sedación paliativa es conseguir el mejor estado y el máximo confort para el paciente, no solo físicamente hablando, sino también psicológica y espiritualmente, tal y como indican desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

Es importante saber que siempre que se administra la sedación se deben diagnosticar y dejar constancia de la situación y los síntomas refractarios que sufre el enfermo, teniendo en cuenta las necesidades de este y de sus familiares.

Igualmente, este alivio del sufrimiento físico y/o psicológico que no se puede conseguir con otras medidas, necesita del consentimiento explícito, implícito o delegado del paciente para su aplicación.

Hay dos tipos de sedación: la paliativa y la sedación en la agonía. Aunque ambas forman parte de los cuidados paliativos, no hay que confundirlas, ya que se diferencian, sobre todo, en la intensidad de los cuidados.

Po un lado, la sedación paliativa es la administración de fármacos,

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