Los cultivos del aceite de palma necesitan un clima tropical húmedo para su óptimo crecimiento y por esta razón se encuentran principalmente en Asia, África y América Latina. Su producción conlleva importantes costes medioambientales y sociales y, además, un excesivo consumo no es nada recomendable desde el punto de vista nutricional.

No obstante, es uno de los productos más utilizados a nivel global y todavía es un ingrediente en multitud de alimentos. «La grasa de palma es un subproducto que tiene casi un 70% de grasa saturada. Es la principal razón por la que se aconseja restringir su consumo, ya que el exceso de grasa saturada resulta nocivo para la salud cardiovascular», detallan desde la Fundación Española del Corazón (FEC).

Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB) ha evidenciado el mecanismo que usa el aceite de palma como sustancia de origen vegetal para expandir las células tumorales por el organismo y el peligro de desarrollar una metástasis del cáncer.

La investigación que ha publicado la revista Nature apunta directamente al ácido pálmitico como estimulador de la metástasis. Pero, ¿en qué productos de nuestra cesta de la compra se encuentra comúnmente esta sustancia? El aceite de palma suele estar en alimentos procesados y ultraprocesados,

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