El ejercicio físico tiene innumerables beneficios para nuestro organismo y nuestra vida diaria, gracias a las capacidades que nos confiere y aumenta. Este aspecto, que es una parte de lo que llamamos coloquialmente ‘estar en forma’, puede no obstante ser algo difícil de evaluar.

Aunque muchas veces tendemos a quedarnos con el parámetro de nuestro peso corporal como principal indicador de nuestro estado físico, hay otros que dan mucha mejor cuenta de nuestras capacidades de cara a iniciar un programa de entrenamiento físico.

Frecuencia cardíaca

Así lo subraya la prestigiosa Clínica Mayo estadounidense, que señala que «conocer los detalles puede ayudarte a fijar metas de aptitud física realistas, controlar tu progreso y mantener tu motivación». De acuerdo con esta institución, «la aptitud física se evalúa en cuatro áreas clave: aptitud aeróbica, fuerza y resistencia muscular, flexibilidad y composición corporal».

En primer lugar, es importante conocer nuestra frecuencia cardíaca en reposo, que no es otra cosa que el número de latidos del corazón por un tiempo dado estando en reposo. Para la mayoría de los adultos, son valores saludables los comprendidos entre los 60 y los 100. La medición puede hacerse de forma manual, colocando los dedos índice y medio sobre la carótida (lateral del cuello, junto a la tráquea) o en la muñeca.

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