Sales a una terraza con varios amigos en la mal llamada desescalada. Un encuentro sin mirar el reloj entre risas y abrazos prohibidos. No hay codos con codos. La distancia social es obligatoria pero hay lagunas por la efusividad post confinamiento. Unos días después, uno de ellos muestra síntomas y empieza a avisar a quienes estuvieron cerca, al menos de los que se acuerda. Una alerta suena en el teléfono ‘alguien de quien has estado cerca ha dado positivo’. Lo que podría ser el capítulo tres de una serie de plataforma de pago con aroma a ciencia ficción se ha convertido en una próxima realidad que forma parte de las nuevas soluciones para intentar evitar un segundo confinamiento.

Las aplicaciones de trazabilidad y aviso de exposición al Covid-19 son una de las apuestas fuertes para cuando salgamos de casa en la nueva normalidad. Sin inmunidad de rebaño, la mayoría es vulnerable a la enfermedad, y esto nos obliga a monitorizar nuestros contactos sociales (contact tracing). Algo que no puede hacerse de cualquier manera y cuya estrategia debe tener fecha de caducidad. Hay polémica en torno a ellas, pero nuestro derecho a la privacidad no está reñido con su utilización.

Gobiernos de todo el mundo prueban diferentes métodos para controlar a su población y evitar la expansión del patógeno, mientras los gigantes tecnológicos Apple y Google han ofrecido un sistema que permite interoperabilidad entre ambos sistemas, iOS y Android, más allá de fronteras. Hasta ahora, un total de 22 países ya han solicitado y recibido acceso a la API (software de creación de servicios digitales). A ellos se ha unido España, que prevé lanzar una aplicación de rastreo del Covid-19 en Canarias en un proyecto piloto que se pondrá en marcha este verano, según anunció la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño.

Privacidad

La elección de Canarias no es casual. El archipiélago ya ha pedido su pase a la fase 2 por su favorable evolución de la pandemia en esta desescalada desde el punto de vista sanitario.

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