En medio del caos generado por la Covid-19, y a falta de líderes mundiales occidentales, el Partido Comunista China ha tratado de lavar su imagen a través de vastas donaciones de material sanitario en Europa, África, y hasta Nueva York, para ayudarles a mitigar los efectos del virus, no sin una gran dosis de marketing político. Sin embargo, la «diplomacia de mascarillas» puede volverse en contra de los dirigentes y empresarios del gigante asiático.

Cooperación Sur-Sur

Desde 2010 China se ha convertido en uno de los países más activos en la emisión de ayuda internacional como donante emergente. Ha apostado por la ayuda bilateral y se ha centrado en la cooperación Sur-Sur entre países emergentes, sobre todo en el continente africano.

Los líderes chinos han puesto énfasis en tratar a los países receptores como socios iguales y en respetar su soberanía, sin interferir en sus asuntos políticos. El objetivo primordial de la ayuda se basa en el beneficio mutuo entre donante y receptor, un concepto más mercantilista de la ayuda que el paternalismo occidental, pero que también puede contribuir al desarrollo en los países receptores y al mismo tiempo a la economía China.

La «ruta de la seda sanitaria«…

El concepto de la ruta de la seda sanitaria fue usado por Xi Jiping en 2017, cuando China firmó un acuerdo con la OMS, e iba a suponer una pieza importante de su Iniciativadel Cinturón y Ruta de la Seda, destinada a reestablecer el vínculo comercial y cultural entre Oriente y Occidente. Durante una reunión online de los líderes del G20 celebrada en marzo, Xi ofreció compartir la experiencia adquirida por su país durante la lucha contra el nuevo virus y cooperar en el desarrollo de la vacuna.

Los dirigentes chinos fueron rápidos al mandar a Italia respiradores y 300 doctores chinos que ya se habían enfrentado al virus. El 21 de marzo empresas chinas cercanas al gobierno mandaron por ferrocarril 115 000 mascarillas y 800 trajes médicos a España.

 » Leer más