José Ramón Mérida, exdirector del departamento de Anatomía y Embriología Humana II de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM),  va a ser juzgado por el «caso de los cadáveres de la Complutense» al permitir que cinco empleados del centro que dirigía en 2014 trabajasen en condiciones insalubres, según un auto emitido por la titular del juzgado de instrucción número 37 de Madrid,Purificación Elisa Romero Paredes. En el escrito, adelantado por El Mundo, la juez decreta el sobreseimiento de las actuaciones contra el resto de denunciados por varios técnicos del departamento al entender que no sabían lo que ocurría, entre los que se encontraba el entonces decano de dicha facultad. La fiscalía y las acusaciones particulares cuentan con un plazo de 10 días para presentar los correspondientes escritos de acusación contra el exresponsable del citado departamento.

El «caso de los cadáveres de la Complutense» se descubrió tras una investigación por parte de Inspección de Trabajo que detectó  que había 534 cadáveres hacinados en las instalaciones del departamento porque no había sitio para almacenarlos, apilados en la cámara frigorífica que no funcionaba correctamente, y amontonados en el suelo y en otras zonas del sótano. Ello generó, según se relata en el auto, que los técnicos que trabajaban allí sufrieran un incremento «de las malas condiciones en las que venían realizando su trabajo y con grave peligro para su salud, con una ausencia absoluta de seguridad e higiene; en unas instalaciones sin extracción localizada, llenas de cadáveres, muchos de ellos en avanzado estado de descomposición; en un ambiente totalmente insalubre, soportando continuos y fortísimos olores a putrefacción; y, a partir del año 2014 con presencia en el suelo del pasillo que separaba las distintas salas del sótano de fluidos y líquidos; y de larvas e insectos procedentes de las salas donde había restos cadavéricos en putrefacción».

El escrito de la juez establece en su relato que los técnicos del departamento, ubicado en el sótano de la Facultad de Medicina, trabajaban bajo las directrices de José Ramón Mérida  y consistía en la recepción y tratamiento de cadáveres que procedían de donaciones para realizar prácticas científicas por parte de alumnado.

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