La obesidad y el sobrepeso son en conjunto un problema de salud pública que ha venido creciendo en importancia para los países desarrollados en las últimas décadas. Por ejemplo, en España el porcentaje de personas que lo padece alcanza nada menos que el 53,6%, según datos del Estudio Nutricional de la Población Española.

Estas dos condiciones son serias, ya que pueden tener consecuencias graves para la salud del individuo como diabetes de tipo 2 o enfermedades cardiovasculares, actualmente la mayor causa de mortalidad en todo el mundo.

Normalmente, el tratamiento pasa por cambios en la dieta sumados a la realización de ejercicio físico. Teniendo esto en cuenta, existe evidencia científica que nos permite escoger ciertos tipos de ejercicios y las rutinas más adecuados a este propósito específico.

Lo primero a lo que es importante atender es al tipo de ejercicio que vamos a realizar. En este sentido, existe consenso en que los más adecuados para la pérdida de peso son los cardiovasculares (tal y como queda patente en una revisión de la literatura científica publicada en el International Journal of Obesity), aunque la evidencia sugiere que la mejor estrategia es combinarlos con ejercicios de fuerza, en modelos como el ‘entrenamiento interválico de alta intensidad’ cuyos beneficios ha constatado una investigación publicada en el World Journal of Cardiology.

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