Son diversas las causas por las que el agotamiento emocional puede instalarse en nuestras vidas y acabar por desbordarnos como se desborda un vaso demasiado lleno de agua. En ocasiones una sobrecarga de trabajo, asumir demasiados conflictos o responsabilidades en el ámbito familiar y privado o ir encadenando situaciones que nos superan provocan este exagerado y poco saludable cansancio mental que también se traduce en una fatiga física intensa.

¿Cuáles son las señales de alarma que pueden indicarnos que estamos viviendo una situación de agotamiento emocional? Los expertos hablan de una serie de síntomas muy frecuentes:

Cansancio físico

La persona agotada mentalmente se siente fatigada con frecuencia y además nota que su cuerpo no le responde como antes. Esa falta de energía va in crescendo según avanza la jornada: se despierta cansada desde por mañana y llega a la noche completamente agotada.

Insomnio

Curiosamente una persona con agotamiento emocional, a pesar de su cansancio físico acumulado, va a tener muchos problemas para conciliar el sueño por las noches. Normalmente no pueden dejar de darle vueltas a los problemas, tareas pendientes, responsabilidades… y eso contribuye a que no pueda dormir lo suficiente. Por supuesto, es el pescado que se muerde la cola: a mayor insomnio, mayor cansancio físico al día siguiente.

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