La artritis -la inflamación de las articulaciones- puede producirse por muchos motivos, como enfermedades autoinmunes -como el lupus o la artritis reumatoide-, gota, desgaste de los cartílagos… pero también puede tener un origen infeccioso. Es lo que se conoce como artritis séptica, y, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de las artritis no suele tener un carácter crónico, sino que se asocia a un proceso infeccioso y cesa cuando este remite. Sin embargo, si no se trata a tiempo, pueden producirse daños permanentes en las articulaciones afectadas.

¿Qué es la artritis séptica y qué la causa?

La artritis séptica es una infección en las articulaciones provocada por gérmenes que se propagan por el torrente sanguíneo o de alguna lesión, herida, inyección o intervención próxima a la articulación afectada, pues el revestimiento de las articulaciones tiene poca capacidad para protegerse de las infecciones. La causa más común de la artritis séptica es de origen bacteriano (estafilococo o estreptococo), pero también puede ser de origen fúngico (hongos) o vírico.

Aunque puede darse en cualquier persona sana, los ancianos y niños menores de tres años (especialmente bebés) suelen ser los más vulnerables a este tipo de infecciones, que se dan con más frecuencia en caderas y rodillas. Como apunta Mayo clinic, hay una serie de factores de riesgo de pueden hacernos más propensos a padecer una artritis séptica,

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