¿Por qué aparecieron tantos síntomas neurológicos tras la pandemia de gripe de 1918? ¿Qué explicación tienen los daños neuronales identificados en enfermos de covid-19 recurrente? La neuroinflamación desencadenada por infecciones víricas o bacterianas es más habitual de lo que pensamos. Y puede dañar al cerebro a largo plazo.

El inflamasoma y el cerebro

Cuando envejecemos, nuestras células y tejidos van perdiendo funcionalidad y esta pérdida de función se asocia con conocidas enfermedades crónicas. Uno de los denominadores comunes a este proceso es la acumulación de basura celular que acaba provocando la muerte de las células y, como consecuencia, la pérdida de capacidad del órgano al que pertenecen.

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La acumulación de daños también puede provocar la senescencia celular, que lleva consigo la liberación de sustancias que provocan inflamación.

En la actualidad, muchos grupos de investigación intentan descubrir sustancias antienvejecimiento que reduzcan esa senescencia. En esa búsqueda han detectado que la activación del inflamasoma, un complejo de proteínas que fomenta que se liberen de mediadores inflamatorios como las interleuquinas IL-1 e IL-18, se relaciona con el envejecimiento y con prácticamente todas las enfermedades crónicas asociadas a éste.

La activación del inflamasoma y la liberación de factores que producen inflamación también se vinculan a los procesos degenerativos que afectan al sistema nervioso central y que conducen a la deficiencia cognitiva y al Alzhéimer.

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