La pandemia de COVID-19 ha producido cambios importantes en la atención al duelo, en medio de una avalancha de demanda de ayuda, según una nueva investigación de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.

El estudio descubrió que el cambio al trabajo a distancia ha ayudado a que algunos servicios se extiendan, pero muchos profesionales sienten que no tienen la capacidad para satisfacer las necesidades de las personas.

Se estima que por cada muerte, nueve personas se ven afectadas por el duelo. La escala del impacto de la pandemia de COVID-19 en los afligidos ahora se está haciendo evidente, ya sea que la muerte fue por COVID o por otras causas.

Aquellos cuyos seres queridos han muerto con COVID-19 han tenido que hacer frente a una muerte súbita e inesperada, muertes en unidades de cuidados intensivos y ver a sus seres queridos sufrir síntomas graves, como disnea y agitación al final de la vida.

Las medidas de distanciamiento social han significado visitas restringidas al final de la vida, dejando que algunos mueran solos. La visualización del cuerpo de la persona fallecida y los procedimientos funerarios se han reducido drásticamente, con un gran impacto en las personas en duelo por todas las causas, no solo por el COVID-19.

Todos estos factores significan que los riesgos de respuestas de duelo prolongadas y complicadas se han vuelto mayores durante la pandemia.

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