La demencia afecta ya a más de 900.000 personas en España (de acuerdo con los datos proporcionados por la Fundación Pasqual Maragall) y sólo se espera que esa cifra crezca en las próximas décadas, en gran medida debido al envejecimiento de la población.

Con todo, la edad no es el único factor de riesgo determinante en esta clase de enfermedades. Otros muchos aspectos del estilo de vida, el nivel de recursos, el entorno y los hábitos también juegan un papel importante. Por ejemplo, existen evidencias de que el consumo de algunos fármacos pueden aumentar el riesgo de demencia; afortunadamente, en muchos casos existen alternativas.

Ansiolíticos y anticolinérgicos

Como explica la Universidad de Harvard en su portal web, dos clases de medicamentos que se han relacionado de manera especialmente estrecha con un mayor riesgo de padecer demencia son los ansiolíticos (empleados en el abordaje de los trastornos de ansiedad, los trastornos de ánimo, los trastornos del sueño e incluso en problemas musculares) y los anticolinérgicos (que se usan para tratar alergias, resfriados, trastornos del ánimo, hipertensión, incontinencia…).

Estas conclusiones parten de dos estudios de gran cohorte, publicados respectivamente en las revistas científicas BMJ y JAMA Internal Medicine durante la pasada década.

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