Nuestro sistema inmune es uno de los sistemas biológicos más complejos que se conocen en toda la naturaleza. Como tal, guarda aún muchos secretos, incluyendo posibilidades para tratar numerosas enfermedades para las que a día de hoy no tenemos curas.

Dos isoformas, diferentes resultados

Así, un equipo de investigadores de la Escuela Universitaria de Medicina de Indiana (Estados Unidos) ha indagado en cómo las células T reguladoras especiales son capaces de impactar en la respuesta del sistema inmune, y cómo podrían ser manipuladas para alcanzar tratamientos potenciales para las alergias alimentarias y las enfermedades autoinmunes.

Según publican en el medio especializado Science Inmunology, con este enfoque encontraron las diferencias en isoformas que controlan las células T reguladoras y de que modo esto afecta a la función inmune.

Particularmente, especifican que hay un gen particular que controla este grupo de células T, que son las que controlan la respuesta inmune. Hay que tener en cuenta que ciertas enfermedades, como las alergias a los alimentos o las enfermedades autoinmunes, están provocadas por un sistema inmune excesivamente reactivo; y que son las células T reguladoras las que pueden ayudar a mantener el equilibrio correcto en el sistema inmune, evitando que la respuesta sea excesiva o demasiado débil.

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