El sueño es un proceso fundamental de nuestro organismo, que no podemos descuidar y que en todo caso deberíamos asegurarnos de cumplir en la cantidad suficiente.

Con todo, dormir mucho no sirve si no dormimos bien. Esta es la conclusión a la que ha llegado un nuevo estudio llevado por la Charles University de Praga (República Checa) y publicado en el medio académico de acceso abierto PLOS One.

‘Jet lag social’

Concretamente, estos investigadores han concluido que la calidad del descanso tiene un impacto mayor en la calidad de vida del paciente que el tiempo o la duración del mismo. Se trata del primer trabajo en atender a los efectos de los cambios en la calidad del descanso sobre la calidad de vida y al llamado ‘jet lag social’, un desajuste entre los ritmos de sueño internos y las demandas ambientales.

Así, tomaron datos de una muestra de hogares a lo largo de tres años y entrevistaron a todos los miembros de dichos hogares, logrando un total de 2.046 encuestas en 2019 y 2.161 en 2020.

Mediante este método, encontraron que el jet lag social y la duración del sueño resultaban importantes a la hora de explicar diferencias en la calidad de vida de diferentes personas. El jet lag social se relacionaba con una menor satisfacción vital y mayor estrés,

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