«Parece que se va suavizando el número de casos que se notifican cada día, pero no tenemos certeza de haber llegado al pico». Primera frase medianamente esperanzadora en las dos últimas semanas de Fernando Simón. España afronta ya de lleno los días más difíciles y duros de la pandemia, aunque algunos datos parecen, con todas las cautelas, halagüeños. Eso sí, ha advertido el jefe de Emergencias del Ministerio de Sanidad: «llegar al pico no significa tener controlado el problema».
Un mes después de que el Gobierno declarara oficialmente la crisis sanitaria, el país se encuentra sumido en pleno epicentro de la epidemia y las estadísticas de este lunes dan buena cuenta de ello. En las últimas 24 horas el coronavirus se ha cobrado la vida de otras 462 personas y el número total de víctimas del virus se eleva ya a 2.182.
La cifra de fallecidos diaria es récord, aunque era esperada por todos los expertos, sabedores que el ritmo de decesos será el último en ralentizarse según España se acerca al pico infectivo que podría alcanzar en los próximos días. En solo una semana, España ha multiplicado por siete el número de víctimas mortales, pasado de las poco más de 300 a superar ampliamente los dos millares de decesos. Entre el domingo y el lunes, el volumen de fallecidos ha crecido un 26%, un porcentaje de aumento muy elevado, pero que parece mantenerse estable desde antes del fin de semana.
De la gravedad de la situación también dan cuenta las cifras de este lunes sobre los contagios, aunque el ritmo de expansión del COVID-19 parece mantenerse, tal y como ha recalcado Fernando Simón, quien, tras felicitarse por este dato, ha llamado a «no lanzar las campañas al vuelo». El número de infectado ha llegado hoy a los 33.089. La cifra sigue creciendo, pero su ritmo no va en aumento.