Las dioxinas y compuestos similares (DL-PCB) son sustancias tóxicas que se generan sobre todo en los procesos de combustión y que se introducen en el organismo a través de la alimentación, principalmente, aunque también están presentes en el ambiente.

El nivel de toxicidad que contiene hace que supongan un riesgo para nuestra salud, ya que en pequeñas cantidades pueden provocar alteraciones en el desarrollo, inmunotoxicidad y efectos neurológicos. No obstante, en cantidades elevadas pueden causar problemas realmente graves como lesiones en la piel, enfermedades hepáticas e incluso cáncer.

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), se ha demostrado «que la exposición prolongada a estas sustancias causa diversos efectos adversos en los sistemas nervioso, inmunitario y endocrino y altera la función reproductora«.

Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), publicado en la revista OCU Salud, revela que nuestra dieta es rica en estos compuestos químicos que están presentes en multitud de alimentos, sobre todo los grasos de origen animal como las sardinas en lata, el salmón, la ternera o el yogur entero.

En este sentido, la organización alerta que los resultados del estudio demuestran que la dieta habitual de un niño de cinco años y 21 kilos de peso corporal excede en un 41% la ingesta tolerable de dioxinas a la semana,

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