Una persona no puede sobrevivir sin beber agua más de unos días, pero ¿qué ocurre con la comida? La respuesta es complicada porque no existe suficiente investigación científica y médica al respecto, ya que analizar la inanición en seres humanos no es éticamente aceptable.

La reducción hasta el límite del consumo los nutrientes necesarios para el óptimo desarrollo de energía en el organismo durante un periodo de tiempo considerable es lo que se conoce como inanición. En este estado, el cuerpo afronta un proceso de debilidad y agotamiento que puede conducir a la muerte.

Así, cuando el organismo no recibe los nutrientes necesarios a través de la alimentación empieza a funcionar de forma diferente para tratar de seguir suministrando energía a los órganos. La glucosa es la encargada de dotar de energía al organismo tras la descomposición de los alimentos ingeridos, pero cuando se agota el cuerpo recurre al glucógeno de los músculos y del hígado.

Esta reserva energética es limitada y si también se agota el cuerpo utiliza los aminoácidos para obtener la energía. En este sentido, para evitar la pérdida muscular, el organismo «comienza a depender de las reservas de grasa para crear cetonas para obtener energía, un proceso conocido como cetosis», destacan en la plataforma de información médica Healthline.

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