EUROPA PRESS

  • No hay razones para recomendar como beneficioso el alcohol de cualquier graduación.
  • Relacionan el riesgo de cáncer, hipertensión o ictus con cualquier consumo de alcohol.

Copa de vino

Ni siquiera una copita. Los médicos de familia insisten en calificar de bulos todas las afirmaciones sobre las bondades del consumo de alcohol. Es más, hacen hincapié en el riesgo de cáncer, hipertensión o ictus que lleva cualquier ingesta. Ha sido durante la celebración del 39 Congreso de la semFYC en Málaga.

Se han vuelto a posicionar en contra de los hipotéticos beneficios de un consumo de menos a 30grs/día de alcohol. «No hay razones para recomendar como beneficioso para la salud del conjunto de la población el consumo de bebidas alcohólicas de cualquier graduación», ha afirmado el profesor asociado de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Bienestar de la Universidad de Vic, Julio Basulto.

El médico ha explicado que «en las redes sociales y los medios de comunicación se pueden encontrar patrañas como que el whisky es bueno para ser un buen amante. Pero también sobre que una copa de vino es buena para la salud cardiovascular. Hay estudios que sugieren que no demuestran que podría ser beneficioso para ciertos aspectos de la enfermedad cardiovascular. Pero no está demostrado en estudios bien diseñados».

Por otro lado, para los médicos de familia y comunitarios, el consumo de alcohol aumenta inequívocamente el riesgo de enfermedad hipertensiva, ictus hemorrágico y fibrilación auricular. De hecho, un reciente estudio publicado en la revista BMC PublicHealth concluye que una mujer no fumadora, que bebe una botella de vino a la semana aumenta su riesgo de padecer cáncer (esencialmente de mama) tanto como si fumara diez cigarrillos en ese mismo periodo de tiempo. Otro estudio apunta que «uno de cada cinco cánceres de mama son causados por el alcohol».

Por ello, Basulto considera que «la ética deontológica en el campo de los sanitarios debería desechar la idea del consumo moderado de alcohol, ya que debe prevalecer el principio de precaución». Señala que la idea de la copita de vino se ha venido asociando «a la buena salud cardiovascular por supuestos beneficios no demostrados concluyentemente, que no incluyen el potencial carcinogénico del alcohol».

Sobre esta relación,

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