La imagen del perfil de WhatsApp de Bijoux es una de las últimas fotos que tiene con su madre. Ella, con cerca de diez años y un moño al lado, se abraza al cuello de una mujer joven, guapa, con los labios pintados de rojo. Ambas, separadas para siempre hace siete años y medio, posan sin sonreír para la cámara. Bijoux, ahora adolescente, perdió a su madre, Samba Martine, en el CIE de Aluche (Madrid), en 2011. Allí pasó 38 días por entrar irregularmente en España. La mató una infección propia de portadores del VIH que los médicos del centro trataron como una gripe.

El juicio por la muerte de la congoleña Martine celebra este jueves su tercera y última sesión. Hace días que Bijoux no se conecta al WhatsApp así que el tío de su madre, Dina Mbala, su único vínculo con España, no tiene cómo contarle las novedades. “Era una gran persona que podría haber ayudado a mucha gente, pero ahora solo importa la verdad”, afirma el hombre en Parla, donde vive desde hace 16 años. La madre de Martine, Clementine Njiba incide desde Canadá: “Han tenido mucho tiempo. Ahora lo único que importa es que se sepa a verdad”, lamenta por teléfono.

Tras una instrucción costosa y lenta, la acusación particular y popular ha conseguido sentar el banquillo por homicidio imprudente a uno de los médicos que atendió a Martine. Otro doctor y una enfermera se encuentran en paradero desconocido. “Ella se quejaba de que no la entendían. Cuando les llevaba notas traducidas con lo que sentía le decían que esperase”, recuerda el tío, de 56 años. Está acreditado judicialmente que Martine acudió a la enfermería del CIE 10 veces y solo consta la presencia de intérprete en una ocasión. La mujer pasó sus últimos días agonizando en el suelo del centro ante la indiferencia de la enfermera de guardia. La madre aún se revuelve cuando recuerda que Martine fue trasladada al hospital, apenas seis horas antes de morir, en un coche patrulla y no en una ambulancia.

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