El análisis de la dieta mediterránea desde la perspectiva de la geometría nutricional ayudaría a entender por qué es «eficaz» para «mejorar» la enfermedad metabólica asociada al hígado graso no alcohólico, «incluso en casos en los que no va acompañado de restricción calórica ni pérdida de peso». La geometría nutricional es el modelo matemático que define las relaciones entre nutrientes, alimentos y dieta y su interacción con la salud y permite diseñar dietas más eficaces y personalizadas.

Así lo recoge un estudio colaborativo del Consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber), desarrollado por grupos de las áreas de Enfermedades Hepáticas y Digestivas, Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas, y Enfermedades Infecciosas.

El trabajo, publicado en la revista Seminars in Liver Disease, concluye que las modificaciones dietéticas para el tratamiento de esta enfermedad deben «centrarse» en «promover» la pérdida de peso, pero también en la adopción de patrones alimentarios «capaces de generar mejoría en el tejido hepático», para lo cual son necesarios «enfoques personalizados, que pueden apoyarse en modelos predictivos basados en la geometría nutricional».

A este respecto, Manuel Romero-Gómez, jefe de grupo del Ciber de Enfermedades Hepáticas y Digestivas en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla–Instituto de Biomedicina de Sevilla y uno de los coordinadores de este estudio,

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