Una médica del servicio de Cardiología del Hospital Clínico de Valencia descubrió un teléfono móvil el domingo escondido en un baño con el supuesto objetivo de grabar a las usuarias y avisó a la jefatura de la guardia. Su responsable alertó a la policía, y los agentes desplazados al centro identificaron al presunto autor de las grabaciones, un cardiólogo de guardia, que reconoció los hechos.

La Consejería de Sanidad Universal, advertida de los hechos por la dirección del hospital, ha abierto un expediente disciplinario y al nombramiento del órgano instructor, ratificando además la suspensión cautelar de las funciones del facultativo.

La policía, que ha confirmado los hechos, descubrió muy pronto al propietario del teléfono que fue citado para que se personase en la comisaria por un delito contra el derecho a la intimidad. Un juzgado se encargará ahora del caso.

El sospechoso estaba de guardia esa noche en el hospital y, tras la denuncia, continuó trabajando hasta acabar su turno para no perturbar el funcionamiento de un servicio tan necesitado como el de cardiología, según relata el periódico Las Provincias.

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