Según datos del Ministerio de Sanidad, el 80 % de los jóvenes usa el móvil de una forma ‘intensiva’ y un 18% de los adolescentes entre los 14 y 18 años hace un uso compulsivo, lo que les pone en un alto riesgo de convertirse en adictos, un grave problema que los predispone a desarrollar problemas conductuales y diferentes trastornos, como hiperactividad, ansiedad e incluso depresión.

La adicción al móvil comparte características con otro tipo de adicciones, las llamadas adicciones sin sustancia, como son la del juego o los videojuegos. Se trata de adicciones que, a pesar de no haber una sustancia externa que genere ningún cambio a nivel físico o fisiológico, sí provoca cambios neurofisiológicos y segregan una serie de neurotransmisores que acaban creando dependencia.

La diferencia que encontramos con el uso del teléfono móvil es que se han convertido en una herramienta casi imprescindible para comunicarnos con el mundo. Y más todavía entre los adolescentes, que, además de poseer un cerebro todavía en desarrollo, sienten la necesidad de sentirse aceptados en un grupo, algo que hoy pasa por estar en varias redes sociales, conseguir ‘me gusta’, seguidores, etc. Todo lo convierte en personas especialmente vulnerables y proclives en convertirse en adictos al móvil.

Diferenciar el abuso de una adicción no siempre es fácil, pues el móvil es una prolongación de los brazos de los adolescentes sin que eso signifique que tenga que sean adictos. Ante la duda, los padres pueden plantearse una serie de preguntas, basadas en los tests de la Doctora Kimberly Young, psiquiatra de la Universidad de Pittsburg y creadora del primer centro de adicción a internet. Si se responde afirmativamente a cinco de las siguientes preguntas, puede existir un problema de adicción:

•¿Se irrita o se pone muy nervioso si intentas que reduzca el tiempo que pasa con el móvil?

•¿Es incapaz de dejar el móvil si se lo pides?

•¿Deja de hacer los deberes o de estudiar para un examen por estar mirando el móvil?

•¿Notas que cada vez se pasa más tiempo delante del móvil?

•¿Ha perdido el interés por otras actividades que antes le gustaban?

•¿Os ha mentido para ocultar el tiempo que está delante del móvil?

•¿Se acuesta muy tarde por estar utilizando el móvil?

Además, hay que observar si en su comportamiento se presentan las siguientes actitudes,

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