Gritos desde los balcones contra niños con autismo o adultos con enfermedades mentales que necesitan salir de casa para sobrellevar su día a día. Son algunos de los problemas a los que se enfrentan durante el confinamiento miles de personas, como señala Luis Cayo Pérez (Calasparra, Murcia, 1967), presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), que alerta de la «indefensión» de muchos ciudadanos.

-¿Qué impacto está teniendo la pandemia en las personas con discapacidad?

-La intensidad del impacto es mucho mayor. Se ha visto con los mayores o en las personas con discapacidad, donde es desproporcionado. Para empezar, no pueden acceder a la información sobre protección de la salud si los mensaje no son accesibles para ellos.

-¿Como el lenguaje de signos?

-Eso es. Cuando tu vida depende de ello, no hay justificación para que no haya medidas de accesibilidad. Pero también hay muchos otros problemas. Están las personas mayores con discapacidad que viven en residencias, que se han convertido en auténticos focos. Y los que se han quedado en casa, necesitan el apoyo de los cuidadores para poder sir a la farmacia, por ejemplo. Si se rompen esas visitas, están más expuestos.

-¿Hay muchas personas que se han quedado sin esas ayudas?

-Todo lo que son cuidados no vitales, pero que son fundamentales para una mejor calidad de vida, han desaparecido. Pero muchas personas los necesitan porque tienen una enfermedad crónica. Además, estas personas no van a la farmacia o al hospital por miedo a contagiarse para tratarse. Esto va a significar un mayor impacto en su salud en el futuro.

-¿Cómo ve la situación de muchos niños y personas que necesitan salir a la calle? ¿Y la policía de los balcones?

-Al principio tuvimos el problema de si contaban como salida terapéutica o no. Tuvimos que luchar para lograr que la interpretación que hacíamos del decreto fuera la correcta.

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