Cada sociedad se dota de un conjunto de valores que definen lo que la gente cree que está bien y mal, y que se reflejan en las conductas que se aceptan y rechazan. Todo ello se plasma en unas leyes que definen lo que se puede y no se puede hacer, y en un código penal que determina las consecuencias que deberá afrontar quien infrinja esas normas.

Con frecuencia aparecen conflictos que hay que resolver, cuando confrontamos dos hechos que están bien ambos pero entran en conflicto. En ese caso debemos optar por uno de ellos. Estos dilemas son los que resuelve la ética, que analizará las circunstancias que hay detrás de cada uno, sus posibles beneficios y riesgos asociados y la legislación. Así emitirá un juicio razonado y una recomendación sobre el camino a seguir.

La evaluación ética es una reflexión crítica sobre la moralidad, un marco al que acudir para tomar la mejor decisión posible con nuestra escala de valores y con las normas existentes. Cuando los dilemas a debatir tienen que ver con las ciencias de la vida y la salud hablamos de bioética.

Un ejemplo de dilema para aclarar el papel de la ética en biomedicina. Por un lado tenemos leyes y normas que protegen a los animales frente a su posible uso en investigación científica y garantizan su bienestar cuando esta debe acometerse. Por otro, tenemos leyes y normas de investigación biomédica y códigos deontológicos profesionales que nos obligan a prestar la mejor ayuda médica posible a los enfermos.

Son dos circunstancias buenas en sí mismas, cada una de ellas por separado. Pero cuando las confrontamos y proponemos usar animales para investigar una terapia deberemos valorar si está justificado el uso de animales (y en qué condiciones) para permitir el experimento.

El análisis pormenorizado de todos los aspectos de la propuesta, los daños que sufrirán los animales,

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