El pasado septiembre me diagnosticaron un cáncer de colon, asintomático, por sorpresa, al hacerme un TAC para una piedra en el riñón. He de confesar que las primeras semanas uno no es consciente, piensas que es una pesadilla, que te vas a despertar, pero no, según avanzan las pruebas, se va asimilando, y en mi caso, cayendo en la más absoluta resignación. Era operable, pero conllevaba su fase de quimio.

Y aquí estoy, en la cincuentena de la vida, con esta nueva experiencia. No veo el cáncer como un castigo, es una enfermedad que para cada persona tiene un desenlace distinto. Debemos normalizar la situación, buscarle algún lado bueno, retomar la lectura, dejar de fumar, ver que se preocupan por ti… Uno muere cuando le llega la hora, vivamos la tarde de hoy y mañana ya pensaremos cómo disfrutar de pleno el misterio de nuestra existencia.

María Jesús Pérez Ramiro. Madrid

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