Comparece en la cita Carlos Yébenes (San Juan de Puerto Rico, 60 años) con porte atlético y caballeresco, un viejo dobro debajo del brazo y ni el más mínimo atisbo de ojeras, por mucho que haya empalmado una guardia de día completo en el Samur (“la noche ha sido buena: he podido descansar un par de horitas…”) con unas sesiones de grabación como guitarrista. Es esa la intensidad con la que le gusta hacerlo todo a este médico vocacional al que nada le apasiona tanto como la música. Sobre todo, si es Eric Clapton quien crepita en su giradiscos.

Ingresó en los servicios de urgencia capitalinos allá por 1992 y ahora, como jefe de guardia, hay cinco días al mes en que se coloca al frente de cerca de un centenar de profesionales para velar por nuestra salud en la gran ciudad. Vivió (y lloró) en primera línea el 11-M, el accidente de Spanair de Barajas y tantos atentados de ETA que llegó a perder la cuenta. Pero en cuanto concluye su compromiso diario con el juramento hipocrático, enchufa la guitarra y demuestra que sus manos no solo pueden salvar vidas, sino también almas. Formó parte de los míticos Pistones, en 2002 conquistó la Púa de Oro que promovía la Fnac al mejor guitarrista y desde 2015 se coloca al frente de Dr. Blues, el cuarteto con el que, junto a Carlos Hernández, Alexi Reyes y Alfonso Chamarro, incendia los garitos de la noche madrileña. Así puede certificarse en su reciente Cantos de sirena, registrado en directo en sendas veladas de ardor en la Clamores y la Galileo Galilei. Lo de este galeno roquero es, en efecto, un no parar.

¿Es verdad eso de que quienes duermen poco tienen menor esperanza de vida?

Sí, lo es. Habría que dedicarle al sueño siete horas cada noche, pero en ese caso no me daría tiempo a hacer ni la mitad de cosas. Viviremos menos, pero disfrutamos más.

¿Cura más una pastilla o un buen blues?

La música es muy curativa,

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