La regulación legal de la eutanasia es objeto de debate ético, religioso, médico, jurídico y particularmente penal. A partir del siglo XXI diversos países de nuestro entorno cultural han despenalizado la eutanasia y regulado los supuestos y modos de su práctica. En España, hasta ahora, han fracasado las proposiciones de ley de despenalización y regulación de la eutanasia promovidas por el Parlament de Cataluña, Unidas Podemos y los socialistas. En la reciente campaña electoral el PP seguía empecinado en negar que la eutanasia sea un problema, y Ciudadanos lo eludía mediante la intencionada confusión con los cuidados paliativos.

Tras el 28 de abril esas posiciones obstruccionistas serán minoritarias en el Congreso. Las diferentes proposiciones de ley de despenalización y regulación de la eutanasia deberían confluir en un proyecto unificador, aceptable por una amplia mayoría parlamentaria. Pero esto debe hacerse ya. Los aplazamientos, dilaciones y lentitudes que serían justificables en la elaboración de otras leyes no son aceptables en esta. En la espera de una ley de regulación de la eutanasia hay seres humanos víctimas de una enfermedad grave que les conducirá indefectiblemente a la muerte, o sufriendo graves padecimientos permanentes físicos o psíquicos insoportables. Es urgente e inaplazable disponer de una norma legal que permita poner fin a tanto dolor de manera humanitaria, ordenada, médicamente adecuada, cuidadosamente garante de los derechos en conflicto. Es impropio de una sociedad civilizada que puedan volverse a producir casos como el de Ramón Sampedro, magistralmente expresado en Mar adentro por Bardem, y otros muchos casos similares que no alcanzaron notoriedad.

Recientemente conmovió a la opinión pública el caso de María José Carrasco, que se suicidó bebiendo un producto que su marido le aproximó a la boca porque ella estaba incapacitada para hacerlo. Era, una vez más, una situación de lento y progresivo deterioro irreversible con sufrimiento insoportable, y una voluntad consciente, firme, permanente y explícita de María José de poner fin cuanto antes a esa situación. Ambos cónyuges esperaron que las proposiciones de ley de eutanasia fraguaran en ley vigente, pero las obstrucciones parlamentarias lo hicieron imposible. Por eso decidieron poner fin al sufrimiento por sus propios medios.

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