Desde hace un mes España tiene una cita a las 20.00 horas. Los balcones, terrazas y ventanas de todo el país se han llenado de ciudadanos anónimos para unirse en un sentido aplauso a modo de homenaje a todos los que están poniendo en riesgo su propia salud para garantizar la de los demás en este tiempo de confinamiento y de estado de alarma. Así, los aplausos quieren agradecer de alguna manera el trabajo que están llevando a cabo muchos sectores de la sociedad como sanitarios, policías, trabajadores de supermercados, bomberos, servicio de limpieza, ejército y farmacéuticos, entre otros, que cada día acuden a su puesto de trabajo con el objetivo de combatir a la Covid-19.

Pero curiosamente, muchos de los que acuden a la cita vespertina para ovacionar a estos trabajadores, muestran su cara más insolidaria y deshumanizada cuando uno de esos trabajadores vive en su portal, en su bloque o en su urbanización. De hecho, han sido varios los casos de vecinos que han dejado mensajes en el ascensor, en el portal o en la puerta de su propia vivienda en las que sus vecinos les piden que se busquen otro lugar donde vivir mientras dure esta pandemia para evitar que los contagien. Todo lo contrario de lo que se pretende con los aplausos de las 20.00 horas.

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Una de estas situaciones sonrojantes se produjo en Ciudad Real, donde Jesús Monllor Méndez, médico del Hospital General La Mancha Centro de Alcázar de San Juan se encontró una nota en la puerta de su casa cuando regresó de trabajar el pasado 11 de abril. En la nota se podía leer: «Hola vecino, sabemos de tu buena labor en el hospital y se agradece, pero debes pensar también en tus vecinos. Aquí hay niños y ancianos. Hay lugares como el Barataria donde están alojando a profesionales. Mientras esto dure, te pido que lo pienses».

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