El poder de contagio del coronavirus es tal que ha llegado a traspasar los centenarios muros de uno de los conventos de clausura de Málaga. Se trata del monasterio de San José, donde seis de las diez monjas carmelitas descalzas que lo habitan han pasado la enfermedad, sin tener que lamentar por fortuna el fallecimiento de alguna de ellas, a pesar de su avanzada edad.

Todo comenzó a finales de marzo cuando una de las monjas, de 77 años, empezó a tener los primeros síntomas, con fiebre. Inicialmente, las hermanas relacionaron su estado con que padecía de una infección del estómago por la bacteria helicobacter. Sin embargo, la persistencia de la fiebre y la asfixia que empezó a notar llevaron a la superiora a llamar al 016, cuyos efectivos la trasladaron de inmediato al Hospital Regional, antiguo Carlos Haya.

Allí le hicieron la prueba del Covid-19 y dio positivo. En los días siguientes, otras cinco monjas del convento presentaron síntomas del coronavirus, si bien ya han podido superarlos. Igualmente, la hermana que fue hospitalizada pudo regresar al convento el pasado Miércoles Santo y está mejor.

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«Fuimos cayendo una detrás de otra, pero gracias a Dios estamos ya bien, aunque extremando las medidas de distanciamiento y de higiene dentro del convento para no contagiar a las hermanas que no han presentado síntomas», explica la hermana Belén, superiora de este convento que también ha padecido la enfermedad. «No nos han llegado a hacer la prueba, pero hemos tenido los síntomas propios, yo por ejemplo todavía no he recuperado el olfato», relata Belén, quien se muestra muy agradecida por el trato recibido por parte de los profesionales sanitarios. «Nos llaman todos los días y nos tienen muy controladas. Aquí contamos con termómetros y también con aparatos para medir la saturación de oxígeno en la sangre, así que eso nos ha ayudado bastante a tener controlados los síntomas»,

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