«Esta es mi tercera carrera en desde las 7.30 de la mañana». Son las 12 del mediodía y el que habla es Daniel, un taxista madrileño que nota en primera persona las medidas tomadas para intentar controlar el coronavirus y que han dejado a la capital con una imagen más similar a un festivo que a un día de diario. «Hay muy poco tráfico en la ciudad y parece el mes de agosto», añade mientras cruza el Paseo de la Castellana en apenas segundos cuando un miércoles cualquiera tardaría no menos de cinco minutos. «La hora punta ha durado como mucho media hora», dice antes de parar ante el semáforo en rojo.

En otro vehículo, pero en las mismas calles vacías, el que se lamenta es Manolo, otro taxista al que esto del coronavirus le tiene muy preocupado por cómo afectará a su negocio. «Si los trabajadores no van al trabajo y los niños no van al colegio, el flujo de tráfico es el mínimo». «Yo hoy no he notado la hora punta», dice lamentándose. «En 2007 y 2008, en plena crisis, había menos trabajo y había que luchar mucho para facturar lo mismo, pero tenías esa posibilidad. Entonces salías a la calle y había gente, pero ahora es que no hay gente», reconoce para añadir que apenas ha hecho dos carreras en toda la mañana.

Donde más se nota este «estado de sitio» que se vive en Madrid es n la zona empresarial que a diario «es un hervidero de personas y hoy apenas se ve gente por las calles» por lo que es imposible que alguien coja un taxi, señala Manolo. «Están cerrando áreas de negocio que antes eran zonas de trabajo importante para nosotros», lamenta. Algo similar ocurre en el centro de la ciudad, donde siempre se ven muchos turistas y donde hoy «no hay movimiento». «Madrid es una ciudad que siempre está al borde del caos y el aleteo de una mariposa en la zona de Méndez Alvaro provoca un atasco en Manoteras,

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