Marta G. Rivera Ferre (Córdoba, 1974) es la directora de la Cátedra de Agroecología y Sistemas Alimentarios de la Universidad de Vic. Y una de los 107 científicos, procedentes de 52 países, que han participado en el informe sobre el uso de la tierra y el cambio climático del IPCC, el panel internacional que asesora a la ONU en la materia. Rivera Ferre atiende a EL PAÍS por teléfono desde Foz de Iguazú (Brasil), donde participa en una conferencia.

Pregunta. ¿Tienen las vacas la culpa del cambio climático?

Respuesta. Las vacas no tienen la culpa, la tienen las personas. En los últimos 30 años se ha incrementado mucho el consumo de carne y también la de proteína animal de vacuno, pero lo que ha crecido más es el consumo de pollo y de cerdo. De hecho, hoy el 77% de los animales que se producen para la alimentación en el mundo son el pollo y el cerdo; y el 22% vacuno. Los cerdos están vinculados a un sistema de producción intensivo fundamentalmente, mientras que el vacuno depende del contexto y de la región. Y cada especie contribuye al cambio climático de manera diferente. Los rumiantes, con la emisión del gas metano; los monogástricos con la de óxido nitroso y de CO2. El metano tiene un potencial de calentamiento 28 veces mayor que el CO2 y dura en la atmósfera diez años. Pero el CO2 y el óxido nitroso duran más de 100 años. Por tanto, las vacas no son las culpables del cambio climático, pero sí que hay que replantearse que nuestra sociedad consume mucha proteína animal y que hay que bajar ese consumo.

P. ¿Qué resalta usted del informe?

R. El informe tiene un enfoque integral, intenta abordar todo el sistema alimentario y no solo lo relacionado con el cambio climático, que es el enfoque central. También aborda, por ejemplo, la salud. Y vincula que tenemos una dieta con alto contenido animal y muy desequilibrada (con alto contenido en azúcar y bajo en vitaminas y micronutrientes) con el cambio climático.

 » Más información en elpais.es