«Yo venía para hacer la compra de la semana y ya llevo dos carros con lo imprescindible». Son palabras de Cristina, una mujer de 55 años, que resumen a la perfección la sensación que se respira en los comercios madrileños. El paquete de medidas decretado en la tarde noche del lunes por la Comunidad de Madrid parece haber desatado el pánico en los ciudadanos, que acuden bajo el efecto llamada a los supermercados para hacer la compra de forma compulsiva pensando en una posible cuarentena. «Los grupos de whatsapp y los bulos han provocado que la gente compre de forma desmedida», dice Luis, reponedor de un supermercado que lleva cuatro horas trabajando sin parar. «Hemos puesto esta mañana 1000 kilos de comida y la gente ha tardado menos en llevárselo que nosotros en ponerlo», aclara sorprendido. «Había gente en la entrada esperando antes de que abriéramos y atasco para acceder al parking», apostilla alucinado ante la avalancha de clientes que han tenido este martes.

Pero la sensación es real cuando se cruza la puerta de cualquier supermercado de la capital. Un silencio tenso, estantes vacíos, colas para pagar en las cajas, carros llenos, nerviosismo entre la gente, caras de sorpresa y de incredulidad, trabajadores desbordados, las conservas y las legumbres llenando cestas y carros, la pasta ‘volando’ de las baldas… Personas de todas las edades compiten a ver quién se hace antes con esa lata de atún, con ese paquete de judías o con esa garrafa de agua. Dos pasillos más adelante, donde habitualmente está el papel higiénico y los productos de aseo personal, sólo quedan estantes vacíos que transmiten poca tranquilidad y un punto de histeria. «He visto a gente que se ha llevado dos carros llenos de papel higiénico, cajas de compresas y de toallitas húmedas», dice Mariate, de 76 años, a la que todo esto le ha pillado por sorpresa. «Es verdad que he venido a comprar más que normalmente,

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