El Ministerio de Sanidad saca la artillería. Catorce días después de que se declarara la crisis sanitaria, con más de 1.600 infectados y 35 muertos, el Gobierno aprueba el primer gran paquete de medidas nacional para frenar el coronavirus. El ministerio que dirige Salvador Illa fía la contención del COVID-19 a las recetas más tradicionales para combatir cualquier epidemia: prohibir las grandes concentraciones y limitar la movilidad de la población

Un día después de que el Ejecutivo tuviera que reconocer que no logra controlar la propagación del virus en las denominadas ‘zonas de transmisión comunitaria significativa’ (la Comunidad de Madrid, la ciudad de Vitoria, la población alavesa de Labastida y desde hoy toda La Rioja), Sanidad decidió mojarse con algunos de los temas más impopulares como son las prohibiciones de manifestaciones deportivas y de ocio. Las medidas aprobadas pasan por prohibir la asistencia de pública a todos los eventos, deportivos, profesionales o no, que «supongan una gran afluencia de aficionados». En realidad, el Gobierno veta todos «aquellos eventos que comporten un movimiento importante de aficionados», como pudieran ser las carreras populares.

El Ejecutivo, por el momento, deja abierta la puerta a mantener otro tipo de eventos «no deportivos» multitudinarios, como pueden ser la celebración de las Fallas, la Semana Santa o las ferias de primavera en Andalucía. Estas concentraciones serán «valoradas caso a caso», ha anticipado Illa. Esta misma tarde habrá una reunión con la Generalitat de Valencia para analizar si siguen adelante las Fallas.

En las ‘zonas de transmisión significativa’ las restricciones de concentraciones serán mayores. Se suspenden en Madrid, La Rioja, Vitoria y Labastida «todas las actividades colectivas en espacios cerrados de más de 1.000 personas». En los de menos de un millar de asistentes se reduce a un tercio el aforo para mantener distancia de seguridad entre el público.

Habrá limitaciones también para el sector más vulnerable en esta epidemia,

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