Los agricultores y ganaderos, que hasta hace unas semanas se manifestaban cortando carreteras con sus tractores por los bajos precios de sus productos y los altos costes de producción, han pasado de víctimas a héroes en la crisis sanitaria del coronavirus. No sólo sus productos son fundamentales para abastecer las líneas de venta de los supermercados. También están ofreciendo su maquinaria –fundamentalmente tractores- para ayudar a fumigar y desinfectar espacios comunes de los vecinos de sus pueblos: marquesinas de autobús y fachadas de supermercados, estancos o panaderías.

Es el caso de los municipios conquenses de Iniesta o Huete. En este último se ha limpiado con hipoclorito esta localidad y otras del entorno como Moncalvillo o Valdemoro del Rey. En otros puntos de Castilla-La Mancha los agricultores también han arrimado el hombro para evitar la propagación del virus. Así, agricultores convocados por la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA) han desinfectado lugares públicos y calles de Tomelloso (Ciudad Real). Siete tractores, cinco de ellos con equipos nebulizadores, han ayudado en la fumigación de calles de este municipio de 36.000 habitantes con una disolución de hipoclorito al 5 por ciento.

Este mismo gesto solidario se ha repetido en otros pueblos de Ciudad Real como Puebla de Don Rodrigo, La Solana, Villanueva de los Infantes y Ballesteros de Calatrava, mientras en Miguel Esteban (Toledo) su ofrecimiento será teniendo en cuenta en el futuro si fuera necesario.

Una solidaridad que, en opinión del secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Castilla-La Mancha, Julián Morcillo, viene a demostrar la importancia de «agricultores y ganaderos que se encargan de la alimentación de todos nosotros mientras cumplen a rajatabla las normas impuestas por el estado de alarma, agricultores y ganaderos que siguen al límite y cuyas reivindicaciones no se han parado por el coronavirus sino que se han quedado en cuarentena».

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