Matías no conoció a su abuela hasta que el violín lo trajo a España, donde ella reside. Tiene 15 años y vive en Asunción, Paraguay. Allí ensaya tres veces por semana con su instrumento. El resto del tiempo estudia, ve la televisión y juega en el patio con sus amigos. Una vida aparentemente normal si no fuera porque ocurre demasiado cerca del vertedero de basura en el que su comunidad trabaja, incluidos los niños. Matías pertenece a la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, que apoya a jóvenes de esta área marginal y que el próximo 2 de enero ofrece un concierto en el Teatro Real, junto a la cantante Luz Casal o la bailaora Sara Baras. La audición estará inspirada en la Sinfonía del Nuevo Mundo y conducida por el presentador de televisión Jacob Petrus.

Además de conocer a su abuela, a Matías tocar el violín le ha proporcionado una beca para el colegio y poder acudir al conservatorio. “Me da una emoción muy grande el tocar delante de muchas personas, hay veces que hay muchos nervios. Me gusta demasiado”, describe. Su director de orquesta, Favio Chávez, enumera otras muchas ventajas de pertenecer a la agrupación, como que los niños asuman responsabilidades o se formen en una profesión. “Cualquier proceso largo como aprender a tocar un instrumento lleva la contraria a esa visión de la vida que tienen incorporado los padres”, expone. Los progenitores rebuscan en la basura para encontrar objetos que se puedan vender, su horizonte vital se reduce al día a día.

Así que, cuando Chávez llegó a Cateura como técnico medioambiental hace 13 años y se puso a enseñar música en su tiempo libre, no lo tuvo nada fácil. Lidió con la indiferencia de los padres y la desazón de los niños, que dejaban las clases porque no entendían el sentido de aprender a tocar un instrumento. El director recuerda que incluso le tocó enfrentarse a la desaprobación de sus padres, quienes querían que se dedicara a su profesión de técnico y no se distrajese. “Fue un tiempo muy complicado para mí”,

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