Más de 20,5 millones de niños nacieron con un peso inferior a los 2.500 gramos en 2015, un umbral bajo el cual están expuestos a mayores riesgos de retraso en el desarrollo y otros problemas de salud como diabetes y enfermedades cardiovasculares a lo largo de la vida. A pesar de un descenso medio anual de 1,23% de esta tasa desde el año 2000, es necesario pisar el acelerador, alertan expertos de la Organización Mundial de la Salud, Unicef y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres en el primer estudio global sobre este problema, publicado este jueves por la revista científica The Lancet Global Health.

Uno de cada siete bebés nacidos vivos en el mundo pesa demasiado poco. En 2000, eran 22,9 millones (un 17,5% del total frente al 14,6% de 2015). Este descenso está muy por debajo del promedio anual del 2,74% necesario para alcanzar los ambiciosos objetivos a los que se comprometió la comunidad internacional en 2012: una reducción del 30% entre 2012 y 2025.

“El bajo peso al nacer es una cuestión clínica compleja vinculada con restricciones de crecimiento intrauterino y parto prematuro”, explica Mercedes De Onis, coautora del estudio, de la Organización Mundial de la Salud, en la presentación de los resultados. “Por esto es necesario comprender y abordar las causas subyacentes en cada país”.

La inmensa mayoría de los niños con bajo peso (91%) se concentra en países de ingresos bajos y medianos. Cerca de tres cuartos del total viven en el sur de Asia (48%) y en África subsahariana (24%). Pero este problema atañe también a regiones de ingresos elevados, que apenas han registrado avances en el periodo analizado por los autores. España es uno de los países europeos con menos progresos anuales (1,1%).

Los países de ingresos elevados apenas han registrado avances entre 2000 y 2015

Los países que presentaban la mayor incidencia en 2000 repiten casi en bloque en 2015, con la excepción de Gambia, que deja su sitio a la República de Mauricio.

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