En la búsqueda del equilibrio entre salud, conveniencia y sostenibilidad, muchos ciudadanos han encontrado un excelente acomodo en los precocinados veganos (indiscutiblemente más amigables con el planeta, según el imaginario popular), pensados para hacer esta dieta más sabrosa, sofisticada y variada –e incluso idéntica en nombre, gusto y textura al menú carnívoro, para no echarlo de menos–, con poco o ningún esfuerzo en la cocina, mientras creen que están cuidando de su organismo. Cría fama y échate a dormir.

En efecto, parte de la industria alimentaria ha tomado como pretexto las muletillas del patrón dietético no animal –si es vegetal, bueno; si es animal, malo– para colar todo tipo de productos elaborados a través de complejas técnicas industriales y que utilizan saborizantes, aditivos y colorantes, como en cualquier otro procesado. «Y harinas refinadas, azúcares libres, demasiada sal…», añade Ramón de Cangas, dietista-nutricionista y doctor en Biología Molecular y Funcional. Basta con darse una vuelta por un supermercado: la mayoría dispone de pasillos completos con un surtido cada vez más amplio (recibidos, en el mejor de los casos, a través de los mismos canales de distribución que el resto del surtido –o incluso producidos en las mismas fábricas en las que hacen platos no veganos: habría que reflexionar si esto interfiere en la categoría –y en el peor, en un camión extra). Las cadenas de comida rápida (con locales repartidos por toda la geografía) también han aprovechado el tirón y no dejan de ampliar su carta para poner este tipo de platos (que, en la mayoría de ocasiones, no se preparan en el restaurante precisamente sino en una central, a veces ni siquiera en nuestro país) a disposición de quienes rechazan la carne, los lácteos o los huevos. La buena imagen que ha ganado este modelo de alimentación ha hecho que muchos piquen el anzuelo sin miramientos, en pro de conseguir una salud de hierro (incluso adelgazar), manteniendo su conciencia verde bien tranquila.

De Cangas nos saca de los errores nutricionales: «Ser vegano no implica ser más saludable,

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