La Junta de Castilla y León fue la que colmó el vaso de la paciencia. Puso por escrito la idea de contratar médicos que no han aprobado el MIR para suplir bajas en situaciones «excepcionales». La medida estaba enfocada para solventar la falta de médicos de atención primaria, sobre todo en el medio rural. Una decisión que provocó el enfado de las sociedades científicas, que tacharon de «ilegal» la medida adoptada por la Consejería de Sanidad. La presión hizo que se retirara la decisión, pero no calmó los ánimos. El Foro de Médicos de Atención Primaria se plantó, reclamó ayer que se tomen medidas para modificar un sistema que «no funciona» y exigió acabar con estas contrataciones que se han producido también en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Canarias aunque está convencido que es una práctica habitual en todas las regiones.

El caso de la contratación de los ‘no MIR’, examen que se celebra este sábado, solo es la punta del iceberg de una profesión saturada, sin planificación y sobrecargada. «La medicina de familia está en la UCI», señaló Rafael Micó, secretario general de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que además ofreció un panorama «desolador» en todos los ámbitos. Desde el formativo, donde no aparece en las universidades –«Un estudiante puede ser cardiólogo pero no sabe nada de un centro de salud»–, a la formación –solo 40 horas al año– o en plazas del MIR. Para la edición de este año, el Ministerio de Sanidad ha convocado 6.797 plazas de especialidades, de las que 1.914 son para medicina de familia y 433 para pediatría.

Una cifra, según los profesionales, insuficientes. «Uno de cada cuatro pediatras de atención primaria tiene más de 60 años y dos de cada cuatro años tiene más de 55 años», explicó la presidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, Concepción Sánchez. Es decir, que en tres lustros se van a jubilar la mitad de los médicos infantiles y no hay suficientes profesionales preparados para sustituirles a corto plazo.

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