La crisis del coronavirus, que tiene a Italia como el tercer país del mundo con mayor número de contagios, se está cobrando una víctima colateral: los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo central desde las costas libias para escapar de la guerra, el hambre y la miseria. El pánico surgido por la enfermedad les ha dejado sin los barcos humanitarios que les rescatan en medio de su viaje. este viernes se cumplieron cinco días desde que los miembros de la tripulación del barco ‘Ocean Viking’, fletado por las ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Méditerranée, se encuentran en cuarentena después de desembarcar en el puerto siciliano de Pozzallo a 276 inmigrantes que habían rescatado en el Canal de Sicilia. En una situación similar se encuentran los tripulantes de la nave de la ONG alemana Sea Watch, que el jueves llevó hasta Messina a 194 desplazados que habían zarpado desde el norte de África. En ninguno de los barcos se registró caso alguno de coronavirus o sospechas de que pudiera haberlo.

«Cada vez resulta más evidente que estas medidas de cuarentena se aplican de manera discriminatoria solo a embarcaciones de búsqueda y salvamento. Poner en cuarentena el ‘Ocean Viking’ es equivalente a detener una ambulancia en medio de una emergencia», denunció MSF en un comunicado, en el que aseguró que en los días anteriores había recibido peticiones de ayuda de embarcaciones de inmigrantes que se encuentran en peligro tras zarpar desde el norte de África. La institución Alarm Phone, que recoge las llamadas de auxilio de los inmigrantes que tratan de llegar a Europa cruzando el Mediterráneo, dijo igualmente haber recibido varias solicitudes de ayuda en los últimos días. Entre ellas había una del pasado miércoles de una lancha neumática con 44 personas a bordo, a las que se le ha perdido la pista. El martes Alarm Phone recibió una llamada de otra embarcación, que estaba cerca de la zona de rescate maltesa y transportaba a 85 inmigrantes.

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