El 20 de diciembre, a las puertas de la Navidad, se celebra el Día internacional de la solidaridad humana, una fecha establecida por al ONU en 2005 para fomentar iniciativas para la erradicación de la pobreza en el mundo y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la Agenda 2030.

Pero más allá de la solidaridad internacional, la individual también es clave para la convivencia. Además, por normal general, la solidaridad no solo es beneficiosa para quien la recibe, sino también para el que la lleva a cabo, pues ayudar a los demás nos hace sentirnos bien a nivel psicológico, como nos cuenta Rafael San Román, Psicólogo en la plataforma de apoyo psicológico ifeel.

Mayor autoestima, más lazos sociales y una manera de canalizar nuestras emociones

El impulso de ayudar a los demás es algo intrínseco al ser humano, pues beneficia a la sociedad en su conjunto. Quizás, por eso, por norma general, nos sentimos bien cuando somos solidarios. Aunque nos proporciona muchos beneficios a nivel psicológico, según asegura Rafael San Román, el más importante es que eleva nuestra autoestima, “ya que nos devuelve una imagen de nosotros mismos favorable, prosocial, generosa y empática, además de permitirnos hacer cosas útiles por otras personas, con lo que refuerza nuestra sensación de autoeficacia”.

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