Si la pandemia de la Covid-19 es el gran cisne negro del siglo XXI, no podemos reclamar certeza respecto a las consecuencias que va a generar, pero sí podemos imaginar qué debates se van a tornar imprescindibles para construir un futuro mejor. Considero que existen seis grandes premisas y discusiones sobre las cuales va a girar la reconstrucción del mundo post pandemia:

1. Revalorizar lo público

El rol del Estado en el tratamiento de la pandemia se torna fundamental. No existe posibilidad alguna de achatar la curva de contagio, atender a los infectados, prevenir nuevos contagios, gestionar una cuarentena selectiva, sin el protagonismo del Estado en todos sus niveles territoriales y través de todas sus herramientas de política pública: comunicacionales, de prevención, de atención sanitaria, de seguridad, de abastecimiento, de asistencia social, entre otras.

Si en momentos de emergencia, un Estado fuerte en presencia y recursos se torna imprescindible, el siguiente paso es convencernos de que requerimos de ese mismo Estado, siempre. Un paquete de austeridad fiscal o de ajuste del gasto público, será más difícil de aplicar en el futuro. No porque falten aquellos que lo quieran impulsar sino porque se ha empoderado el valor de lo público. El Estado interviene no sólo para atender a los enfermos, sino para darle algún tipo de respuesta a los millones de trabajadores que dependen de una economía funcionando para ganarse el pan de cada día. Esa respuesta no proviene del mercado, sino de las propias arcas públicas.

2. Otra globalización es posible

La pandemia expuso el fracaso del relato hegemónico de la globalización. La idea de que vivimos en una gran aldea global que diluye los Estado-nación, la profecía autocumplida de la soberanía de los mercados, la promesa del crecimiento económico infinito, y el desarrollo tecnológico como panacea del desarrollo humano. Es posible que lo que venga después de esta conmoción sea una gran discusión global respecto al rol del Estado en la economía,

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