Al 31% de la población que se declara abiertamente sedentario (según el estudio de la Carga Mundial de Enfermedades, publicado en la revista The Lancet) y que en plena cincuentena no hace ningún ejercicio físico, le interesará saber que, según una nueva investigación, aún está a tiempo de evitar la degeneración muscular y ósea que puede convertirle en un anciano antes de tiempo. El estudio, llevado a cabo conjuntamente por 5 universidades, ha comparado la función muscular, la densidad mineral ósea (la cantidad de calcio y otros minerales presentes en un área del hueso) y la composición corporal de las personas mayores que han practicado deporte durante toda su edad adulta con aquellas que comenzaron tarde, concretamente pasados los 50 años. El objetivo era determinar si el hecho de haber empezado a entrenar tan tarde impide alcanzar el nivel de rendimiento atlético y de características musculoesqueléticas de quienes entrenaron toda su vida.

Para ello, los investigadores evaluaron dos grupos de personas de entre 70 y 80 años. Por un lado estaban los que llevaban moviéndose toda su vida adulta, algunos incluso aún competían, y, por el otro, aquellos que comenzaron pasados los 50. A todos ellos se les sometió a un entrenamiento con pesas y se les hizo un seguimiento antes y después de la actividad, evaluando la intensidad del entrenamiento, el rendimiento según la edad y las características musculoesqueléticas. Los resultados mostraron que no hubo diferencias entre los grupos en lo que se refiere a la intensidad del entrenamiento o el rendimiento según la edad, a pesar de la diferencia de 30 años en el historial de entrenamiento. Los investigadores, que lo que intentaban en un principio era mostrar cómo las personas que han hecho ejercicio toda su vida tienen mayor capacidad de desarrollar musculatura en edad adulta, descubrieron que ambos grupos tenían la misma capacidad para desarrollar músculo en respuesta al deporte.

Eso sí, el trabajo también mostró que los veteranos en el entrenamiento tenían menos grasa corporal y una mayor masa magra en las piernas que los que habían sido más sedentarios.

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