España supo confinarse bien para ser la primera vez que la economía daba un frenazo en seco. Lo dicen los datos de Google, que lanzó a finales de marzo una herramienta con la que radiografía nuestra movilidad con datos agregados y anonimizados de los sistemas de geolocalización de los teléfonos móviles (es decir, de los que no se pueden recuperar las identidades individuales) para reflejar el cambio de hábitos que ha provocado la crisis sanitaria del Covid-19. Los valores están lejos de ser los de antes del estado de alarma decretado el pasado 14 de marzo, sin embargo el país ya ha comenzado a recuperar el movimiento con el inicio de la desescalada y la flexibilización del confinamiento. No obstante, la forma en la que ha golpeado el coronavirus a los distintos territorios es desigual. De ahí que los méritos sanitarios para cambiar de fase haya hecho que cada uno vaya a distinto ritmo y la vuelta a la actividad pinte unas métricas dispares.

En los días previos se desgrana del informe como hubo un repunte sorprendente respecto a las compras, con aquellas grandes colas de los supermercados en las que parecía que los alimentos y el papel higiénico se acabaría. A partir de ahí, desplome y repunte hasta el descenso del 26% actual. El informe refleja cómo a partir del inicio de mayo, con el plan de desconfinamiento del Gobierno y las primeras salidas para los niños, los paseos y la práctica del deporte, la gente acude más a los parques y las diferentes zonas verdes de las ciudades, se recupera el uso del transporte público (desciende un 58% en la actualidad en comparación al 88% de finales de marzo) y la afluencia en zonas de ocio marca una disminución del 69% respecto aquel 96% de mitad de abril cuando la multinacional americana certificaba la paralización casi completa de España, coincidiendo con la restricción de las actividades no esenciales.

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