Después de un mes de confinamiento, muchos nos preguntamos cuándo, cómo y a qué velocidad volveremos a la normalidad, aunque ya intuimos que no será normal. Un grupo de expertos del think tank American Enterprise Institute elaboró una hoja de ruta hacia la reapertura, publicada el 28 de marzo, en la que marca cuatro fases hasta el desconfinamiento total en los Estados Unidos.

Por su parte, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) ha publicado una propuesta que, en vez de marcar etapas, detalla más de 140 medidas y cuestiones a considerar para las fases de transición de la pandemia en España, publicada el 10 de abril.

Ambos documentos coinciden en varios aspectos y recogen recomendaciones para los gobiernos. Estas son sus propuestas.

Como una vez oí a un maestro de ingenieros, «cuando no podemos trabajar en condiciones óptimas, trabajamos en condiciones subóptimas», pero avanzamos. Considero estéril, en este momento, enzarzarnos en si el Gobierno tomó las medidas adecuadas antes del confinamiento. Lo que importa es lo que se está haciendo desde el 14 de marzo (la fase I), y lo que se hará en las próximas semanas.

Los ciudadanos hemos cumplido con nuestra parte. Ahora, el cómo, cuándo y a qué velocidad salimos de esta es responsabilidad directa de las autoridades.

Fase I: Reducir la extensión, frenar la curva

Es la fase en la que estamos, de confinamiento. El objetivo es frenar la curva, reducir la velocidad de propagación. No se trata de que haya menos infectados, sino que el crecimiento no sea tan rápido: llegar al famoso «pico de la curva». Hay que cortar la cadena de transmisión del virus y, como no hay vacuna, el mensaje es «la vacuna eres tú», «quédate en casa».

Durante esta fase lo que deberíamos conseguir es proteger el sistema sanitario, evitar contagios y aumentar nuestra capacidad de respuesta.

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